El corazón es un órgano que late sin descanso, marcando el ritmo de la vida. Sin embargo, hay situaciones en las que una infección puede instalarse en su interior y ponerlo en serio peligro. La endocarditis es una de ellas. Se trata de una enfermedad poco frecuente, pero de gran gravedad, porque afecta directamente al endocardio —la capa interna que recubre las cavidades y válvulas cardíacas— y puede desencadenar complicaciones muy serias si no se detecta y trata a tiempo.
Lo complejo de esta infección es que, en sus primeras fases, puede confundirse con un cuadro gripal o con un cansancio persistente. La fiebre que no baja, la fatiga que no se explica o el dolor en el pecho suelen pasarse por alto hasta que los síntomas se vuelven más evidentes. Por eso, conocer qué es la endocarditis, cómo se manifiesta y qué opciones existen para tratarla resulta fundamental, especialmente en personas con factores de riesgo, como quienes tienen válvulas cardíacas artificiales, antecedentes de cardiopatía o se han sometido a determinados procedimientos médicos.
La endocarditis no siempre se presenta con la misma intensidad. Puede aparecer de forma aguda, con una evolución rápida que compromete de inmediato la salud del paciente, o de manera más lenta y progresiva, como sucede en la endocarditis subaguda. En ambos casos, la atención hospitalaria es imprescindible, ya que los antibióticos intravenosos o incluso la cirugía pueden ser la única forma de controlar la infección y salvar la vida.
¿En qué consiste realmente la endocarditis?
Hablar de endocarditis es hablar de una infección que se aloja en el revestimiento interno del corazón. Normalmente, las bacterias que viajan por el torrente sanguíneo se adhieren a las válvulas o al tejido dañado y allí comienzan a multiplicarse. Esa colonización provoca inflamación y la formación de pequeños coágulos e infecciones locales, llamados vegetaciones, que interfieren con el funcionamiento normal del corazón.
No es una infección cualquiera: el corazón, al ser un órgano vital, no dispone de mecanismos de defensa tan eficaces frente a la invasión bacteriana. Eso explica que la endocarditis sea una patología de alto riesgo, que requiere atención hospitalaria urgente. Aunque lo más habitual es que se origine por bacterias, también puede estar relacionada con hongos, sobre todo en personas inmunodeprimidas.