La voz nos acompaña a todas partes. Con ella trabajamos, nos comunicamos y mostramos emociones. Sin embargo, pocas veces nos paramos a cuidarla hasta que algo empieza a fallar. Si notas que tu voz está más ronca de lo habitual, que hablar te cuesta o que tu timbre ha cambiado, puede que tus cuerdas vocales estén pidiendo atención. Una de las causas más frecuentes de este cambio se llama edema de Reinke.
Este problema aparece cuando se acumula líquido en una zona muy específica de las cuerdas vocales, conocida como espacio de Reinke, haciendo que se inflamen y vibren con dificultad. Al principio apenas notas algo más que un leve cambio de tono o una voz más grave, pero si el engrosamiento progresa, la ronquera se hace permanente e incluso puede llegar a afectar a la respiración.
Aunque no suele provocar dolor, el impacto en el día a día es evidente. Quien depende de su voz para trabajar —profesores, cantantes, teleoperadores— lo nota enseguida. Reconocer los síntomas y buscar ayuda médica a tiempo permite frenar el problema y recuperar la voz con normalidad.
¿Qué está pasando en tus cuerdas vocales?
Detrás de cada palabra, de cada nota que cantas o de cada carcajada, están tus cuerdas vocales trabajando en silencio. Son dos pequeñas bandas de tejido, situadas en la laringe, que se abren para dejar pasar el aire y se cierran para vibrar y producir sonido. Cuando todo funciona bien, apenas las notas.
Con el edema de Reinke, este delicado sistema se altera. En una capa interna de las cuerdas vocales, llamada espacio de Reinke, empieza a acumularse líquido. Esa hinchazón convierte a las cuerdas en estructuras más gruesas y pesadas, que ya no vibran con la misma precisión.
El resultado se nota en la voz:
- Pierde brillo y claridad, sonando más grave o apagada.
- Requiere más esfuerzo para hablar, como si costara “arrancar” cada palabra.
- Se fatiga con facilidad, sobre todo al final del día o tras hablar durante mucho tiempo.
En fases avanzadas, el engrosamiento puede llegar a estrechar la vía respiratoria. Por eso algunas personas con edema de Reinke no solo notan su voz diferente, sino que también sienten pequeños ahogos o falta de aire al hablar o hacer esfuerzo físico.